viernes, 28 de diciembre de 2007

El aceite de la vida


En noviembre de 1983, Lorenzo Odone, un niño de 5 años de Washinton (EE.UU), comenzó a notar graves problemas de movilidad. Los médicos, tras múltiples pruebas, le diagnosticaron Adrenoleucodistrofia (ALD), una enfermedad que provoca la pérdida de la capacidad de movimiento, luego del oído y el habla hasta que finalmente el afectado deja de respirar y muere. La esperanza de vida de Lorenzo era de 2 años.


Hoy Lorenzo está a punto de cumplir 29 años. Sus padres, Augusto y Micaela, no se resignaron al dictado de la ciencia médica y, sin conocimientos previos, investigando por su cuenta, consiguieron dar con el que hoy se conoce como 'Aceite de Lorenzo': un destilado especial de aceite que inhibe las largas cadenas de ácidos grasos causantes de la pérdida de mielina en los nervios y, por tanto, de la enfermedad.


Su héroica lucha de amor, obstinación y aplicación del razonamiento científico a una causa noble se vio reflejada en la película de 1992 'El aceite de la vida' (George Miller), interpretada por Susan Sarandon y Nick Nolte y que todavía hoy nos emociona con su dramatismo contenido, su mensaje de esperanza y sus bellas imágenes resaltadas por las inolvidables partituras clásicas de Bellini, Donizetti, Mahler y, sobre todo, el memorable y conmovedor 'Adaggio para cuerda', de Samuel Barber, que ya acompasaba el viaje a la muerte y la locura en 'Platoon' (Oliver Stone, 1985).






2 comentarios:

Carlos Paredes Leví dijo...

Esta pel�cula me gust� cuando la vi, pero es de �sas que uno tarda muchos a�os en volver a ver.
De todas formas, yo soy un fan�tico del cine de los a�os 30 y 40.
Un saludo.

Raquel Barbieri dijo...

Veo que la versión que seleccionaste del adagio de Barber es una de mis favoritas, la de Slatkin... y de la película ¿qué decir, más de lo que ya dijiste?

Hay seres que vienen a este mundo a ayudar a otros a través de su propio sufrimiento, a demostrarles a otras personas más débiles emocionalmente que no hay que bajar los brazos, que solamente la muerte es la caida del telón.

La música es perfecta.

Saludos, Iván :)